¿Sandro de América, o el nacimiento de un mito?


“No quiero que me lloren cuando me vaya a la eternidad” decía Sandro en una de sus canciones más emblemáticas, “Una muchacha, y una guitarra”, pero el pueblo no le hizo caso, y ha llorado su muerte física, desde el primer momento de su partida. Centenares de personas, han despedido a una figura, que creó un estilo, y causó furor en la década de los 60 y 70. Hoy las antipáticas comparaciones surgen del dolor y los sentimientos encontrados que ha causado su desaparición física. Lo cierto es que Sandro murió, pero nace un mito, que deja un legado musical enorme, y un debate, que durará para la eternidad. Porque Sandro por lo visto, será inmortal.
Su presencia en Venezuela, en la década de los 60 y 70, gracias a Renny Ottolina, y Amador Bendayan, quien lo presentaron innumerables veces en sus espacios en RCTV, causaron delirio e histeria colectiva. Fue el primer latinoamericano es cantar en el Madison Stuart Garden de Nueva York, y en Caracas abarrotaba el Nuevo Circo, donde ropa interior de dama, rosas y claveles rojos-los mismos que lanzaron en su féretro para despedirlo-eran parte del tributo que se le daba, a su arte y voz ronca. Definitivamente, creó un estilo, sus movimientos de cadera, sensuales y muy varoniles, fueron muy comentados siempre, así como su puesta en escena, vestuario, y repertorio. Era y fue un ídolo en blanco y negro, que con la llegada de la televisión a color, dejó de venir frecuentemente a nuestro país, pero nunca olvidado. Su inmensa fanaticada en Venezuela, lo llora y dedica hermosos mensajes en los foros donde se habla del Gitano Sandro. La periodista Yolanda Herrara, era su contacto más cercano en nuestro país. Si se quería saber algo de Sandro, se le solicitaba a la veterana profesional, y ella servía de enlace. Eran amigos, y hoy radicada en la isla de Margarita, seguro llora su desaparición física, como lo hacen millones de personas, alrededor del mundo.
Muere un ídolo, nace una leyenda: ¿Gardel o Sandro?
Rosa, Rosa, Trigal, Como lo hice yo, Una muchacha y una guitarra, Penumbras, Se te nota, Penas, entre muchas otras canciones, son parte de su legado. Murió a los 64 años de edad. Una impresionante multitud acompañó el cortejo fúnebre, que salió desde el Congreso de su país natal, para despedir, a quien es considerado el “Elvis Presley argentino”. La muerte de Sandro supone, según los analistas, el nacimiento del mito. Sandro murió el lunes pasado, tras múltiples complicaciones, a 45 días de haber sido sometido a un transplante cardiopulmonar al que había llegado con la salud deteriorada por su tabaquismo crónico y tras esperar durante meses la donación de órganos. Roberto Sánchez, su verdadero nombre, cautivó a varias generaciones en sus 40 años de trayectoria artística.
Ventas millonarias:

Las ventas de sus álbumes han trepado en las últimas horas, tal como ocurrió meses atrás con las producciones de la cantante argentina Mercedes Sosa, fallecida en octubre pasado. Inmediatamente la polémica surgida luego de que muriera Sandro, donde se hicieran comparaciones con Carlos Gardel, han causado un apasionado debate en su país, que ha repercutido al mundo. A continuación parte de la reflexión sobre el tema:
A primera vista, comparar a Charles Romuald Gardés con Roberto Sánchez es comparar tomates con lechuga. Dejando de lado la extendida idea del adjetivo calificativo (“Sandro es Gardel”), las opiniones de famosos como Mirtha Legrand y Susana Giménez abre las puertas de un debate que en nuestro país puede llegar hasta los bordes de la herejía: Gardel es intocable; Sandro, un mito fresco. Para empezar: los separa un abismo estilístico y la diferencia de edad de 55 años. Para seguir: la calidad interpretativa de Gardel fue impecable; la de Sandro ha tenido altibajos. Sin embargo...
Están unidos por un origen periférico y humilde: el Abasto de principios de siglo XX y la Valentín Alsina proletaria del primer peronismo. No tuvieron hermanos y profesaron una devoción extrema por sus respectivas madres: Berta y Nina, cultivaron un perfil de relaciones afectivas tapizadas por sobreentendidos y por el elemento fundamental que sobrevuela toda esta historia: el misterio.

Las comparaciones, siempre resultan antipáticas, y más en este momento, donde ha muerto un hombre, que le brindó mucho, al medio artístico internacional. Ambos son artistas de gran magnitud. Ambos entregaron lo mejor de su arte y ambos están juntos en el cielo y han llegado a nuestros corazones para quedarse…Hasta la eternidad. Eso es lo que importa.
¡Descansa en paz Sandro del mundo!

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